Un modesto voluntario que ayuda a los niños refugiados a alcanzar las estrellas en Bangladesh

Un ex jugador de baloncesto está brindando nuevas esperanzas a los jóvenes refugiados en Bangladesh y alentando a las niñas musulmanas a salir de roles conservadores a través del programa de voluntariado de la ONG ACNUR.

Un modesto voluntario que ayuda a los niños refugiados a alcanzar las estrellas en Bangladesh

 

Cuando los niños de los dos campos de refugiados de Bangladesh hablan de sus ídolos, estrellas de Bollywood y jugadores de fútbol, ellos también nombran en primer lugar a un hombre alto, discreto y modesto al que conocen como “Pero”.

 

Petar Ristic, “Pero”, acompañó su pareja, la trabajadora de ACNUR Olivera Markovic, en su misión a Bangladesh, donde ayuda a reasentar a los refugiados musulmanes de Myanmar en países como Australia, Canadá y Reino Unido.

 

Ex-jugador de la selección de baloncesto de la antigua Yugoslavia y entrenador desde hace 10 años, se ha sorprendido al ver la falta de educación y la escasez de oportunidades de que disponen los niños refugiados en los campos en Bangladesh, en especial las niñas y los minusválidos. “Practicando deportes de equipo, aprenden la importancia de valores como el trabajo en equipo y el respeto a los demás. Los niños refugiados en Bangladesh también necesitan ayuda para superar parte de la frustración que genera el vivir en un campamento” explica el voluntario.

 

Los refugiados musulmanes de Myanmar llevan más de 18 años viviendo en los dos campos de Nayapara y Kutupalong en Bangladesh. Los niños suponen más de la mitad de los 28.000 residentes.

 

Este joven sumergido en el papel del voluntariado, tras comenzar trabajando con 25 niños, hoy en día enseña ping pong, voleyball, baloncesto y fútbol a 700 niños y niñas de todas las edades, incluidos los niños minusválidos.

 

Además de su papel en ACNUR, la ONG local Technical Assistance Incorporated, le contrató para construir una cancha de baloncesto, además de facilitarle más equipamientos deportivos para satisfacer la creciente demanda, y comenzó a organizar campeonatos de fútbol con la ayuda de una iniciativa deportiva surcoreana llamada "Copa Sueño de Paz".

 

A pesar de lo inusual en esta sociedad tan conservadora, algunos padres han comenzado a permitir que sus hijas participen en las actividades deportivas. Los partidos de fútbol entre campamentos han tenido un gran éxito tanto entre jóvenes como entre los mayores. Para no excluir a nadie, algunas veces se puede ver a los policías del campo jugando al fútbol con los niños. Y cada vez más a menudo, los campos deportivos se convierten en un lugar seguro en el que los niños pueden hablar de sus problemas con otros niños y con el personal de ACNUR.

 

“Vivir durante toda la vida en un campo de refugiados no es fácil para los niños”, explica la representante de ACNUR en Bangladesh. “Quieren ir al colegio, jugar con sus amigos, y estar protegidos frente a la violencia. Sueñan con convertirse en médicos, enfermeras y profesores. Pero está empezando a ayudarles a darse cuenta de que pueden alcanzar las estrellas”.

 

El deporte es una de las muchas actividades que ACNUR y sus socios acaban de poner en marcha para ayudar a los refugiados en los campamentos. Están construyendo nuevos alojamientos, así como mejorando las actividades para la generación de ingresos en los campamentos. Mientras las condiciones se mantienen por debajo de los estándares internacionales, estas iniciativas proporcionan nuevas esperanzas a los refugiados en Bangladesh.

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